Mizuno Wave Rider 24

La nueva Mizuno Wave Rider 24 es una vuelta más en la estrategia de la marca japonesa de abrazar un mercado más amplio tratando de huir de la fama de "toscas" que tienen muchas de sus zapatillas. En algunos modelos como la Wave Skyrise se incorpora la tecnología Foam Wave pero lo que la actual Wave Rider 24 presenta es un nuevo compuesto Enerzy que reemplaza al U4icX™ y promete mayor suavidad y capacidad de rebote, algo que sin duda sonará a cualquiera que lleve mirando zapatillas para correr un tiempo. Habrá que esperar para saber si convence a los incondicionales de Mizuno.

Entre los cambios que hay respecto a su predecesora Wave Rider 23, está un corte superior más sencillo, con una malla muy ligera y transpirable, a veces con grandes aperturas para ventilar y que es la misma en todas las zonas, eliminando la dualidad de la edición anterior. Para compensar se ha retrasado ligeramente el clásico logo que además ahora no va cosido sino termosellado, algo que sin duda mejora el ajuste y permite adaptarse mejor a los pliegues que surgen con los movimientos al correr. También se ha incrementado el mullido alrededor del tobillo, lo que no solamente se refleja en un diseño más compacto sino también en una mayor comodidad percibidad.

Donde de verdad está lo interesante de la Wave Rider 24 es en la mediosuela, que no solamente reemplaza el U4icX™ por el Enerzy en la parte más baja sino que también cambia el diseño de la mítica placa Wave™ haciéndolo mucho más plano. Se mantienen los 12 mm de drop y la configuración de la suela quedaría similar, con la fiable plataforma U4ic™ a todo lo largo de la zapatilla por encima tanto de la placa Wave™ como de la cuña trasera de Enerzy que prometen una amortigación más blanda y con mayor rebote sin dejar de lado la estabilidad marca de la casa. La suela también cambia siendo la mayor novedad un mayor contacto con el suelo, una tendencia que ya habían anticipado otros modelos como Wave Sky 3. El dibujo del taqueado también es nuevo, ofreciendo una disposición longitudinal en la zona interna y quedando en transversal en la parte exterior, estando ambas partes bien separadas por un generoso surco longitudinal que sin duda ayuda a una transición suave y rápida.